Estos primeros años estuvieron dominados por productos de plástico y aglomerado lacado de estilo moderno. La inspiración procedía principalmente del diseño italiano y la cultura popular norteamericana. Muebles de aglomerado que sus dueños podían personalizar, sofás con prácticas fundas desmontables, pósteres divertidos, estanterías de almacenaje y cojines para los asientos son algunos de los productos IKEA más frecuentes durante esta época.
La vida en el hogar
La década de los 70
En los progresistas años setenta, el surtido IKEA se vuelve cada vez más juvenil. Tejidos coloridos, formas atrevidas y soluciones prácticas para una vida ajetreada son algunas de las características de los primeros años de la década.
En los años setenta muchas personas veían IKEA como una compañía radical que evolucionaba en sintonía con los tiempos. Los diseñadores y diseñadoras e interioristas empezaron a recibir una mayor libertad. El objetivo era ofrecer un amplio surtido de productos para el hogar, funcionales y de buen diseño a un precio tan asequible como fuera posible.
Las tiendas presentan mejoras novedosas, como un área de autoservicio donde los clientes pueden colocar los paquetes planos en sus carritos; enormes piscinas de bolas para los niños y un departamento dedicado exclusivamente a productos de decoración infantil. También hay nuevos departamentos de productos para el hogar y, sobre todo, muchas más estancias donde los clientes pueden hacerse una idea de cómo quedarán los nuevos muebles en sus hogares. Todas las estancias están expuestas, desde la cocina y el dormitorio, hasta el garaje y el cuarto de los niños.
A medida que la situación económica de las personas mejora, aumentan las críticas contra una sociedad consumista. Con la crisis del petróleo de 1973 se hace evidente la necesidad de una mayor conciencia medioambiental, lo que coincide con la subida del precio del plástico. En IKEA los muebles modernistas de plástico de la era pop serán sustituidos por el pino rústico. La decisión de Ingvar Kamprad de utilizar también el pino macizo con sus vetas y nudos para fabricar muebles da fe de la autenticidad de los muebles rústicos que sustituyen a los anteriores productos, llamativos y modernistas. El pino también se adapta muy bien al nuevo movimiento verde, que impulsa a muchos jóvenes a mudarse al campo o a apartamentos bien planificados de las afueras, donde hay más sitio para estar juntos y ser creativos. Triunfa el espíritu del «hazlo tú mismo». A nadie le da ya pereza ponerse a montar una estantería IVAR de IKEA. Y todo está pensado para los niños.