¿Tienes una bolsa FRAKTA en casa? En casi todos los hogares hay más de una de estas típicas bolsas azules, y se utilizan de todas las formas posibles. Originalmente se hicieron para que los clientes de IKEA tuvieran una bolsa resistente donde llevarse sus compras a casa. Desde entonces, millones de personas han tenido ideas muy creativas sobre cómo usar FRAKTA. Para recoger manzanas o reciclar, y la utilizan padres con niños pequeños, entrenadores de fútbol… La lista es infinita. Puede llevar mucho peso; FRAKTA, al fin y al cabo, significa en sueco «transportar». Cuando las autoridades de Nueva York aprobaron una norma por la cual los perros debían ir dentro de una bolsa en el transporte público, los dueños de perros grandes más ingeniosos no tardaron en llevarlos en bolsas FRAKTA con agujeros para las patas.
Nuestra bolsa más querida
Útil vayas donde vayas.
Con más de 30 años en el surtido IKEA, esta es una de las bolsas más utilizadas del mundo. Es amplia y resistente, cabe prácticamente cualquier cosa, tanto si vas de compras como si vas a mudarte, hacer la colada o irte a la playa. Además, nuestra icónica bolsa ha inspirado a muchas personas a transformarla en nuevas creaciones, desde versiones caseras hasta diseños de marcas de lujo.
La idea de Ingvar
El origen de FRAKTA se remonta a los años sesenta, cuando IKEA empezó a vender cada vez más
en la nueva tienda IKEA Kungens Kurva, en Estocolmo (Suecia). En 1986, Ingvar Kamprad y el que era entonces su ayudante, Sten Lundén, decidieron fijarse en qué pasaba cuando un cliente cogía artículos pequeños de las estanterías y las cestas para llevarlos a la salida de la tienda. Por entonces, cada tienda tenía su propia solución. Los carritos con plataforma que usaban los clientes en el área de autoservicio eran un estándar en todas partes, pero para productos más pequeños como velas, fundas de edredón o vasos, normalmente solo había cestas de plástico o bolsas que eran demasiado pequeñas para llevar tantos de estos artículos. Los clientes tenían que llevar muchas cosas entre los brazos, lo cual resultaba pesado e incómodo. Ingvar y Sten vieron que muchos clientes se cansaban a medio camino e iban abandonando cosas por no molestarse en llevarlas hasta la caja.Se estudió el comportamiento de los clientes en unas diez tiendas, y se llegó a la conclusión de que era, en palabras de Ingvar, «una experiencia deplorable». Más tarde explicó que esto fue lo que llevó a IKEA a hacer una bolsa grande para llevar al hombro, colgar de un carrito o llevar en la mano. Al director de compras Lars Göran Peterson, o LGP (como se lo conoce en IKEA), se le asignó la tarea de medir muchos de los artículos del surtido que podían ser llevados. Y de este modo dio con las medidas óptimas de la bolsa.
En un viaje a Taiwán, Ingvar Kamprad y LGP encontraron a un fabricante adecuado para ello. Por ejemplo, uno de los requisitos era que la bolsa debía ser lo bastante grande para transportar rollos de papel de pared, y lo bastante resistente para aguantar 50 kilos de peso. Un fabricante taiwanés les enseñó una muestra de polipropileno, un material que se utilizaba para grandes sacos de arroz. A Ingvar y Lars Göran les gustó la idea, pero querían comprobar que la bolsa no se rompiera. «En la oficina había una mujer que pesaba unos 50 kilos, y le pedimos que se pusiera encima de la bolsa», recuerda Lars Göran. «Yo cogí una de las asas e Ingvar cogió la otra. Levantamos la bolsa, ¡y no se rompió!»
La bolsa amarilla se hace entonces realidad
Así, en una fábrica de Taiwán, fue como nació la bolsa amarilla. Pero los clientes seguían teniendo el mismo problema de transporte después de pagar los artículos, así que Ingvar decidió hacer dos bolsas de colores distintos. Una se podía vender a un precio muy asequible en la caja de salida, para que los clientes tuvieran dónde llevar sus artículos a casa. E Ingvar observó también un importante efecto dominó. «Haciéndolo bien, las bolsas podían ser algo que inconscientemente uniera a las personas sin necesidad de anunciarlo», explicó más tarde en una carta. «Si ves una bolsa en la calle, en la playa o donde fuera, sabes que tienes algo en común con esa persona: una visita a IKEA. Con decenas de millones de bolsas circulando por la ciudad, esto podría ser una excelente publicidad».
Para gran frustración de Ingvar, ahí comenzó «un proceso de investigación dolorosamente largo» sobre las bolsas. La empresa debatió todos los detalles, desde la elección del color hasta la fecha de lanzamiento. Unos querían que la bolsa fuera roja, pero finalmente se optó por un color amarillo vivo. La tarea de diseñar este futuro clásico recayó en dos hermanos diseñadores que trabajaban en IKEA: Marianne y Knut Hagberg. Y al cabo de un año, los directores de ventas de IKEA decidieron que las bolsas se hicieran en un solo color. Para Ingvar, Sten y Lars Göran fue una decepción, pero a pesar de todo, estaban contentos de que la idea de las bolsas amarillas siguiera adelante.
En 1989 llegó el momento de poner a prueba el primer lote de bolsas amarillas. El lugar elegido fue la tienda IKEA Hamburgo (Alemania). Pero enseguida se desataron el caos y la confusión en las cajas registradoras. ¿Cómo podían saber los colaboradores y las colaboradoras qué bolsas habían sido pagadas y cuáles no? Pronto se vio que Ingvar y Sten tenían razón al proponer que las bolsas que estaban a la venta fueran de un color distinto.
Nace la FRAKTA azul
La solución para el caos en las cajas de salida fue una bolsa de un color distinto. Y así fue como nació FRAKTA. Las únicas bolsas que se podían vender eran las FRAKTA azules, mientras que las amarillas debían quedarse en la tienda. Más sencillo para todo el mundo. La tarea de fabricar la bolsa azul FRAKTA recayó, entre otros, en un proveedor vietnamita. Desde entonces, cientos de millones de bolsas han sido fabricadas allí, y también por otros proveedores.
Desde 2016 IKEA ha contado también con varios diseñadores para otras bolsas inspiradas en FRAKTA, que se han vendido en ediciones limitadas o durante un breve periodo de tiempo. La primera vez fue cuando los diseñadores daneses Rolf y Mette Hay crearon variaciones de FRAKTA en la colección YPPERLIG, que estuvieron a la venta durante un año. Eran del mismo tamaño y material, pero distintas en cuanto a estampado y color. «Un domingo por la tarde iba conduciendo por el centro de Copenhague pensando en IKEA, y caí en la cuenta de que muchas personas tenían esa bolsa azul», dijo Mette Hay cuando se presentaron las bolsas a la prensa. «Inmediatamente sentí que tenía que pedir a IKEA que nos dejara hacer nuestra propia interpretación de ella, ¡y me llevé una gran alegría cuando dijeron que sí!»
Otra versión de FRAKTA que dio mucho que hablar fue la del diseñador Virgil Abloh, fundador de Off-White, desgraciadamente fallecido en 2021. La primera vez que Virgil Abloh visitó IKEA en Älmhult fue durante las jornadas de Diseño Democrático que se celebran todos los años. Durante el evento se anunció la colaboración de IKEA con Virgil a toda la prensa mundial y los empleados de la empresa. Mientras tanto, lejos de los focos, todas las personas responsables de la idea charlaban y tomaban un café. Todas… menos Virgil, que se fue a dar una vuelta por ahí y encontró el taller de prototipos. Por iniciativa propia se puso a hacer bocetos y a cortar una bolsa FRAKTA en pedazos. Cuando llegó el momento de salir al escenario, Virgil Abloh pudo mostrar el primer prototipo de la bolsa SCULPTURE.
Un homenaje de lujo
En la primavera de 2017, el mundo de la moda contuvo el aliento cuando una conocida marca de moda de lujo presentó una bandolera de cuero arrugado muy similar en su diseño a la bolsa FRAKTA de IKEA. Muchos se preguntaron si aquello sería un error, pero el diseñador dijo más tarde en una entrevista que se había inspirado en la icónica bolsa azul.
La bandolera de lujo que recordaba a FRAKTA fue una sensación viral, e inspiró a muchas otras personas a hacer sus propias creaciones; no tanto inspirándose en su color y su forma, sino más bien troceando la propia bolsa FRAKTA. Desde entonces se han visto en redes sociales imágenes de toda clase de objetos (desde gorras y zapatillas hasta riñoneras) que claramente recuerdan a FRAKTA.
El icono aguanta el paso del tiempo
Pero por supuesto, nada puede sustituir a la icónica bolsa original. Cuando se lanzó la bandolera de cuero azul de lujo, IKEA hizo un comunicado diciendo que se alegraba de que todo el mundo viera que «nada puede superar la flexibilidad de una gran bolsa azul». Para asegurarse de que nadie confundiera FRAKTA con la bandolera de diseño, IKEA publicó también una serie de consejos para que las personas supieran si tenían una verdadera FRAKTA.
Hoy en día se venden millones de estas bolsas de mano en todo el mundo, y muchas tienen una vida útil muy larga. Nadie podía haber previsto lo popular que serían… nadie, salvo quizá Ingvar. Pero eso no debería sorprendernos. FRAKTA se basa en los mismos principios que guían todo lo que hace IKEA: la idea de que la función, la calidad, un buen diseño y la sostenibilidad no deben ser únicamente para las personas adineradas. ¡FRAKTA es una bolsa para todo el mundo!