Pero antes de conocer a la pobre Paulina, echemos un rápido vistazo a los aspectos ambientales del uso de bombillas led. Como todos sabemos, para alcanzar el objetivo climático al que aspiramos, el consumo energético debe disminuir. Por ello IKEA decidió prescindir en 2011 de todas las demás fuentes de iluminación, y desde 2016 las tiendas IKEA solo venden bombillas led de bajo consumo. Es la consecuencia evidente de la idea de mejorar el día a día de la mayoría de las personas.
Para hacerlo bien, es necesario ofrecer a todo el mundo la oportunidad de elegir alternativas sostenibles. ¿Y cómo se logra esto? Ofreciendo tantas bombillas led de gran calidad como sea posible, a un precio tan bajo que resulte asequible para la mayoría de las personas. No habría tenido sentido fabricar bombillas caras que solo pudieran permitirse unos pocos. Dado que se trata de disminuir el consumo de energía, el volumen es fundamental. Y la clave está en ofrecer precios bajos.