El restaurante más grande del mundo

De ofrecer galletas a regular el clima.

Un niño bebe gaseosa de una botella de vidrio en un restaurante con muebles de madera años 60.
Un niño bebe gaseosa de una botella de vidrio en un restaurante con muebles de madera años 60.

Cuando en 1953 Ingvar Kamprad abrió las puertas de su primera exposición de muebles en Älmhult, su idea era ofrecer a cada visitante un café y una galleta, todo un fenómeno para el espíritu ahorrador de Småland en aquella época. Y fue un gran éxito. Las colas eran largas, y cundía el pánico cada vez que las galletas empezaban a agotarse.

En los años cincuenta, Suecia estaba llena de cafés y pastelerías; solo en Älmhult ya había una decena de ellos. La tarea de preparar 200 galletas y café para los aficionados a los muebles recayó en un establecimiento de Älmhult llamado Håkanssons efterträdare (los sucesores de Håkansson).

«Mis padres, Stina y Albert, llevaban la cafetería y la pastelería, y yo les ayudaba a menudo», dice Ingela Gustavsson, que ahora tiene 80 años. «Ingvar dejó muy claro que debían ser galletas que no mancharan los muebles. Nosotros hacíamos el café, e IKEA ponía las tazas».

Calle tranquila de Suecia, años 30, mujer vestida de blanco en la acera, coche aparcado, un coche se aproxima por la calle.
La primera mitad del siglo XX se considera la era dorada de la cultura de los cafés en Suecia. La pequeña Älmhult tenía unos diez cafés y pastelerías, de modo que Ingvar Kamprad tuvo mucho donde elegir cuando decidió servir café y dulces en la apertura de su primer muestrario de muebles en 1953.

La gran inauguración había sido anunciada en varios periódicos, pero nadie esperaba semejante aluvión de clientes. Ingela, que por entonces tenía 12 años, estaba ayudando a servir las galletas y vio que se estaban agotando. «Muchas personas habían llegado de muy lejos y tenían hambre», recuerda. «Agotamos todas las galletas que había en nuestro café, pero ni siquiera eso fue suficiente. Así que las otras chicas y yo tuvimos que ir corriendo por todos los cafés de Älmhult y comprar todo lo que tuvieran».

Al final de la tarde, cuando cerraron las puertas, se habían devorado cerca de mil galletas. Los pasteleros y los camareros, que llevaban en pie desde las cinco de la mañana, estaban agotados pero satisfechos. E Ingvar había hecho un importante descubrimiento: un visitante con el estómago lleno se queda más tiempo y compra más.

Un zumo riquísimo

Tras la gran inauguración no hubo más festines de galletas, pero a todos los visitantes se les daba la bienvenida con un vaso de zumo. «Cuidar así de tus clientes era algo bastante insólito por aquellos tiempos. Para Ingvar, era una forma de demostrar su gratitud y devolver algo a las personas que venían a comprar a IKEA», explica Mats Agmén. Mats lleva más de cuarenta años trabajando en IKEA, dedicado sobre todo al concepto y el perfil sueco de la compañía.

Pequeño café en instalaciones comerciales con sillas negras, mesas blancas y plantas verdes.
La primera tienda IKEA, inaugurada en Älmhult en 1958, solo ofrecía a los visitantes un pequeño café en una esquina. En 1960 los visitantes ya podían relajarse y recargar las pilas en un restaurante propiamente dicho, llamado IKEA Baren (el bar de IKEA).

La primera tienda IKEA se abrió en Älmhult en 1958 con un pequeño café en un rincón, pero en el verano de 1960 la tienda abrió un restaurante de verdad llamado IKEA Baren, «el bar de IKEA». Al principio solo servía café y platos fríos, pero tras invertir en un horno Radar estadounidense (una versión primeriza del horno microondas), la oferta se empezó a ampliar.

«El horno Radar refleja el constante interés de Ingvar por las nuevas tecnologías. En el periódico local publicaron un artículo sobre el horno, ya que poder cocinar un pollo en diez minutos era algo revolucionario», dice Mats. «La tienda pronto se convirtió en un destino para las familias de toda Suecia, sobre todo en verano. El catálogo de IKEA se distribuía por los hogares de todo el país, y a todo el mundo le atraían sus precios bajos y su alta calidad. Las cosas marchaban bien para IKEA, y pronto se empezó a planear la apertura de una tienda en la capital, que sería la mayor tienda de muebles de Europa».

Mujer con ropa de los 60 ante un mostrador de autoservicio; entre el personal se ve a un chef ante un horno Radar.
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Ingvar Kamprad siempre tuvo interés por las nuevas tecnologías, y equipó el primer restaurante IKEA con un horno Radar (una versión primeriza del microondas), que causó sensación en la prensa local.
Boceto de cocina de restaurante compacta.
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Uno de los primeros bocetos del primer restaurante IKEA que se abrió en 1960 en Älmhult (Suecia).
Restaurante vacío con autoservicio y muebles de madera de los 60.
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Interior sencillo pero acogedor en el primer restaurante IKEA de Älmhult (Suecia).

De la cocina vikinga a los platos típicos de Småland

«Ingvar tuvo una idea un poco disparatada para el restaurante de la tienda del barrio de Kungens Kurva en Estocolmo», dice Mats Agmén. «Quería abrir un restaurante vikingo, inspirado en un restaurante que había visitado en Oslo que tenía esta temática. Pero el director de la tienda, Hans Ax, no lo veía tan claro. Él se preguntaba: ¿En qué consiste un restaurante vikingo? ¿Qué aspecto tiene? ¿Qué se sirve en el menú?»

Un hombre con gafas y jersey rojo, Mats Agmén, al teléfono en un escritorio; sobre él, una gran cesta de bollos de canela.
Mats Agmén lleva más de 40 años trabajando en IKEA, sobre todo en cuestiones relacionadas con el concepto IKEA y el perfil sueco de la marca, en el que el «fika» (café con bollos de canela) es una pieza importante del puzle.

Hans Ax, siempre pendiente de los detalles, quería conocer mejor los hábitos de los vikingos en cuanto a comida y decoración. Así que se puso en contacto con Mats Rehnberg (un etnólogo famoso por haber sido juez de un conocido concurso televisivo). A este no le pareció una idea muy acertada, y sugirió que IKEA se centrara en las especialidades de Småland. Cuando se abrió IKEA Kungens Kurva en 1965, por tanto, lo hizo sirviendo platos suecos y de Småland: puré de patata y nabo, cordero ahumado, salchicha isterband, dumplings de patata y quesada. «Hans e Ingvar optaron por un restaurante de mayor categoría donde darse un buen banquete típico de Småland. Y fue un éxito», recuerda Mats Agmén. «Muchas personas venían desde el centro de Estocolmo a las afueras para disfrutar de una estupenda comida en IKEA por un precio asequible. Creo que la conexión con Småland también fue muy importante para la marca IKEA, puesto que en Suecia a los habitantes de Småland se los conoce por tener un carácter innovador y ahorrador, son personas que trabajan muy duro y no desperdician los recursos».

Tres hombres con traje negro en un restaurante de paredes de madera; en primer plano, galleta redonda sobre mesa de bufé.
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Cuando IKEA abrió su tienda en Kungens Kurva en Estocolmo, el plan original era que contara con un restaurante de temática vikinga. Pero en vez de ello acabó sirviendo platos típicos de Småland, que atraían a gente de todas partes.
Ulf Renström, con gafas y ropa de cocinero, ante una pierna de cordero en la cocina de un restaurante.
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Tras estudiar minuciosamente la cocina tradicional de Småland, el chef Ulf Renströmer creó una serie de platos para el restaurante de Kungens Kurva. Aquí lo vemos listo para cocinar una pata de cordero secada y ahumada al enebro.
Un hombre con traje negro y una mujer con sombrero, abrigo y monedero de los 60 se sirven en un bufé.
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De todas partes llegaban visitantes para disfrutar del bufé de especialidades de Småland del restaurante de IKEA Kungens Kurva, que ofrecía platos como puré de patata y nabo, salchicha isterband , dumplings de patata, y quesada.

Por supuesto, IKEA Kungens Kurva también contaba con un restaurante más básico de autoservicio con platos saludables y ricos a precios muy asequibles. Esta fórmula también tuvo éxito y atrajo a muchas personas, sobre todo de los barrios residenciales de las afueras, un proyecto urbanístico emergente conocido como el Proyecto por el Millón de Viviendas . E Ingvar cada vez estaba más convencido de que el restaurante no solo era una herramienta para que los visitantes se sintieran cómodos, sino también para aumentar las ventas. «Es más fácil venderle un sofá cama a un cliente relajado con el estómago lleno», dice Mats Agmén riéndose.

Reformas y recetas secretas

El gran cambio en el concepto del restaurante vino con la crisis petrolífera de 1979. IKEA se enfrentó a problemas de liquidez, y tuvo que frenar su expansión y sus nuevas inversiones. Esto liberó recursos humanos que de otro modo se habrían dedicado a construir tiendas, y de pronto muchas personas tuvieron tiempo para hacer una pausa y pensar en nuevas soluciones. En 1979 se formaron doce grupos de proyectos, compuestos por colaboradores y colaboradoras con más y menos experiencia de toda Europa. Su labor fue examinar a fondo las operaciones de la compañía y renovarlas allí donde fuera posible. Esta iniciativa recibió el nombre de Strength 80. A uno de los grupos se le encargó viajar a otros países y estudiar los restaurantes de las 23 tiendas IKEA que había por toda Europa.

Personas al estilo de los 90 hacen cola en la caja de un restaurante IKEA.
Paralelamente a la expansión internacional, empezó a cobrar forma un nuevo concepto de restaurante. Aquí lo vemos implementado en una tienda IKEA de Viena en 1999.

«El grupo de restaurantes estaba dirigido por Leif B. Bengtsson, un director ejecutivo recién nombrado en IKEA», dice Mats. «No tenía mayor experiencia en el sector de la restauración; había trabajado en seguros y había gestionado la fortuna del grupo pop ABBA, entre otros. Pero Leif y su equipo aceptaron la tarea y fueron viajando por las distintas tiendas; pronto informaron de que la calidad de los restaurantes IKEA había empeorado mucho, sobre todo en Suecia y Escandinavia».

El grupo de restaurantes sugirió desarrollar un nuevo concepto de restaurante más coherente, lo que se tradujo en una serie de cambios. El proceso de renovación comenzó en 1984 bajo la dirección de Sören Hullberg, que había sido director de la tienda de Aubonne (Suiza). En esa época el propio Ingvar vivía y trabajaba en Aubonne, de modo que pudo seguir de cerca la evolución del nuevo restaurante. El grupo de trabajo incluía al conocido chef sueco Severin Sjöstedt, quien más tarde creó la receta de albóndigas –la primera receta patentada por IKEA–. Durante un par de años, muchas personas probaron esta receta, incluido el propio Ingvar. La receta secreta se sigue utilizando hoy en día y ha sido un gran éxito para IKEA, que ha obtenido mucha fama gracias a sus albóndigas suecas. «Aparte de los colores azul y amarillo de las tiendas y de que todos los nombres de productos IKEA están en sueco, creo que la comida es el aspecto más importante de nuestro perfil sueco», asegura Mats Agmén.

Plato y boles con albóndigas suecas, patatas cocidas, salsa marrón y mermelada de arándanos rojos.
Autoservicio; una pareja espera la comida, preparada por una mujer rubia con uniforme verde de IKEA de los 60.
Las albóndigas suecas con salsa, patatas y mermelada de arándanos rojos han sido un plato fijo del menú de IKEA desde sus comienzos, así como el servicio rápido y eficaz en sus mostradores.

Tras unos años de pruebas se abrió el primer restaurante renovado de IKEA en Västerås, en el centro de Suecia, con aforo para 175 personas. Y en 1987 se tomó la decisión de que todos los restaurantes nuevos siguieran el concepto del nuevo IKEA Restaurant & Café.

Una gran cadena de restaurantes

Han pasado ya setenta años desde que Ingvar ofrecía café y galletas a las personas que visitaban la exposición de muebles en Älmhult. El café y pastelería Håkanssons efterträdare desapareció hace mucho tiempo. El edificio donde estaba fue demolido en los años noventa para dejar paso al tren de alta velocidad X2000. La hija de los dueños, Ingela, que aquel histórico día de 1953 se recorrió todos los cafés de Älmhult, se jubiló después de haber trabajado toda su vida para IKEA. No llegó a convertirse en jefa repostera, pero fue una de los tantos vecinos que encontraron su hueco en IKEA, al igual que su marido Ingemar. «Nos gusta decir que estamos casados el uno con el otro, y con IKEA», dice Ingela, que trató con frecuencia a Ingvar a lo largo de los años. «¡Era un hombre amable y con mucho sentido del humor!».

Familias con niños y parejas comen bajo grandes lámparas blancas en un amplio restaurante IKEA actual con muebles de madera.
Hoy en día se puede decir que IKEA es una de las mayores cadenas de restaurantes del mundo; su menú actual es cada vez más vegetariano, por el bien de las personas y del planeta.

IKEA es actualmente una de las mayores cadenas de restaurantes del mundo, y en sus tiendas hay también un Bistro y una Tienda de Alimentación Sueca donde los clientes pueden comprar albóndigas congeladas, zumo de arándanos rojos, arenque, galletas de jengibre y toda clase de alimentos ricos que llevarse a casa. IKEA Food es una de las mayores compañías de alimentación del mundo, con más de 700 millones de clientes cada año. Las cifras son asombrosas. Por ejemplo, solo en Suecia, IKEA Food vende 35 millones de albóndigas al año. Cada vez se producen más alternativas basadas en verduras, y en 2020 se lanzó una nueva albóndiga vegetariana. Su sabor y consistencia son similares a los de la albóndiga de carne. El paso a una alimentación más vegetariana es un aspecto importante para crear un IKEA positivo para el clima y que asuma responsabilidades ante el futuro del planeta. Otros aspectos van desde reducir el desperdicio de alimentos en los restaurantes hasta trabajar por una ganadería responsable y una agricultura más sostenible.

Albóndigas vegetarianas y verduras en la sartén.
La albóndiga vegetariana, lanzada en 2020, tiene solo el 4 % de huella de carbono de la albóndiga tradicional.
Interior de Tienda de Alimentación Sueca IKEA; un ayudante repone, los clientes eligen.
IKEA Food tiene más de 700 millones de clientes al año, lo cual hace de ella una de las mayores compañías de alimentación del mundo.

Aún hoy, son muchas las personas que vienen a IKEA tanto a comer como a comprar muebles. «Los mayores restaurantes de las tiendas tienen actualmente aforo para 700 comensales, y el mínimo es 450», dice Mats Agmén. «Ingvar pensaba que el margen de beneficio debía ser alrededor del 5 % y no rebasar nunca el 10 %. Insistía en que cualquier beneficio superior al 5 % en los restaurantes y cafés debía destinarse a mejorar la calidad. Para él y para IKEA, los restaurantes nunca han sido un medio para ganar dinero. Para eso ya están los muebles y otros productos para el hogar. Una buena comida a un precio asequible es una forma de devolver algo a los clientes. Eso forma parte importante de la experiencia general de IKEA, al igual que el vaso de zumo que ofrecía Ingvar en la exposición de muebles de Älmhult. Y de nuevo, es más fácil vender un sofá cama a un cliente contento y con el estómago lleno, lo que además refuerza la conexión sueca con IKEA y su marca».

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